27.4.06

¿Quien tiene la razón?


"Hay razones del corazón que la razón no entiende"... y cuántas veces uno se habrá batido a duelo con esta frase. Cuántas veces habrá intentado autoconvencerse de que en realidad el hecho de ser un homosapiens del siglo veintiuno lo obliga a uno, en alguna manera, a ser obligatoriamente racional.

El problema pasa a mayores cuando, despúes de haberle dado tiempo al tiempo, uno se da cuenta de que el corazón hizo caso omiso del dictamen de la razón y sigue ahi como si estuviera en Júpiter sintiendo lo que se le canta. Obviamente llegado ese momento la razón se crispa y en una explosión de ira le descarga unos 220 al corazón para ver si así reacciona. El corazón, que a esta altura uno empieza a pensar que es medio bobo, se estremece con semejante descarga pero le sonrie agradecido. Ahora puede latir más fuerte, más rápido, puede sentir más, hincharse, palpitar.

La razón desespera, le grita, se rinde... se rinde porque sabe, ella siempre sabe. Sabe porque le enseñaron a saber que si no puede contra su enemigo es mejor que se una a él. Que a los locos y a los tontos hay que darles la razón y piensa que el corazón evidentemente es tonto, pobre... Lo entiende pero no lo soporta y por eso vive desesperada, pensando. Lo que ella no sabe es que el corazón no es tan tonto como ella piensa, sino simplemente sordo y no tiene modales, pero lo más significativo es que a él nunca le enseñaron a pensar.

15.4.06

Taquicardia

Intuía que estaba e igualmente tenía la necesidad imperiosa de entrar, de ver, de experimentar la sensación. Apenas cruzó el umbral sintió la presencia, el corazón empezó a latir con fuerza, sabía que debía enfrentar la situación. En el camino hubieron distracciones que, sin embargo, no sirvieron para calmar el palpitante destino de lo inmanejable. Voces que sonaban, risas, vacío; sólo se concentró en encontrar la calma donde era inhayable y se volteó. Ahí estaban unos ojos que casi no se atrevió a mirar, luego fue una vorágine de sucesos automáticos, acercarse, saludar, reir, trivialidades, incoherencias, sólo una fachada. Hubiera bastado una mirada conocedora para descubrir todo lo que en realidad había adentro, para derribar ese mentiroso muro de apariencias. Pero era evidente que nadie estaba dispuesto a asumir el riesgo, porque en realidad no tenía sentido hacerlo. El ritmo aturdido del inicio se había convertido en un feroz contorsionismo interno. Se volvía inminente saborear la derrota, pero no era tan simple. Estar ahi desestabilizaba el mundo, lo sabía y lo usaba como amuleto, quizas porque siempre le gustó hacerlo. Sabía donde radicaba su poder, no dudó en usarlo. No sabría precisar si funcionó, los resultados siempre fueron confusos. Lo que sí supo es que necesitaba acabar con todo, aunque una fuerza poderosa lo impidiera. Finalmente fue la fugacidad de la convicción quien le ganó de mano y se escabuyó entre la gente, para no volver.

11.4.06

Clase de Baile

Uuun, dos, tres, uuun, dos tres... hay que coordinar, lo cual no es cosa facil y hasta que se haga automático hay que esperar y repetir y repetir y repetir. Perdón, ¿te pisé? perdí el ritmo, ahí va; uuun, dos, tres, uuun, dos tres... ¿Hace mucho venís a la clase? Ahhh con razón te sale tan bien, a mí me cuesta un poco todavía, pero recién es mi tercera clase. Es re linda esta música, me hace sentir bien y me permite desenchufarme un poco. ¿Tenés planes para después de la clase? ah, entiendo, sí, sí no te hagas drama; ups! Perdón de nuevo, esperá un segundo, uuun, dos, tres, uuun, dos tres...