8.2.07

Prólogo de un dilema


Ayer en reunión de hornallas se me disparó este dilema en la cabeza. Siempre quise ser un viajero pero para serlo realmente hay ciertos requisitos que hasta ahora no cumplo: tiempo indeterminado de viaje y la decisión de salir sin rumbo hacia donde el viento me lleve. Lo que no cabe duda es que al menos tengo el espíritu y las ganas siempre despiertas a aprovechar la oportunidad y salir hacia la aventura.

Tampoco me considero un turista. Creo que ser turista o viajero es una cuestión de ideología, de la forma en que uno se toma la vida y los viajes en particular. Y yo estoy enamorada de la idea de cazar la mochila y salir a descubir culturas, experiencias, personas, historias, dejando siempre abiertos los sentidos a ver que hay a la vuelta de esa esquina. Es que cuando uno es viajero, se relaja, se sensibiliza, trata de llenar el espíritu con lo que está viviendo. Esa sensación de armonia con el entorno, en la que uno se siente completamente parte de no sé muy bien qué, es la que justifica el trayecto. Otro rasgo de ser viajero es no viajar en grupos, porque los viajeros necesitamos vivir cada lugar en los tiempos que sentimos que el lugar se merece y la vara que mide eso es absolutamente subjetiva e inentendible al juicio ajeno. pero lo que nos pasa a nosotros, los pobres esclavos de la vida cotidiana y del trabajo, es que los tiempos que desearíamos tener para viajar no los tenemos y tenemos que conformarnos con lo que se puede... y es tan extenso y rebosante de cosas maravillosas un país para recorrerlo sólo en tres semanas...

Por eso creo que estoy en el medio entre ese viajero sin rumbo y el turista de pack 15 países en 4 días. Tengo la voracidad del turista por verlo todo en poco tiempo, de no perderme los imperdibles, pero también quiero ver "eso otro" y caminar donde el camino me lleve, encontrarme en lugares impensados y equilibrame con mi yo interior que no deja de agradecerme el momento.

Viajando uno crece, se enaltece, se vuelve más solidario y respetuoso; porque descubre fehacientemente que las realidades son diversas, que las visiones infinitas, que al final de cuentas todo el mundo tiene razón, que nadie es mejor que nadie.

Y cuando tomás conciencia, como viajero varado, te volvés a colgar pensando en "¡qué grande es el mundo!", cuántos lugares te faltan conocer, lo rápido que se pasan los años... y entonces empezas a calcular "si hago 2 países por año... mmm ... deberían ser tres..." y decis "la puta! ya tengo 30, qué rápido se pasa" Pero la realidad es que lo que sobran son las ganas de viajar y lo que nunca alcanza es la plata. Pero igualmente uno se las rebusca, porque viajar no es una cuestion de dinero sino de prioridades.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

a que se donde sacaste la foto

Piu dijo...

es cierto que el tiempo lleva implicito su limite, pero no implica un condicionante en la actitud de vivirlo...
me gusto mucho, me senti muy identificada en lo descripto en los viajes. besos y te invito a pasar por mi blog:http://viajesretrospectivos.blogspot.com/